Su salida ha sido interpretada en círculos políticos como una señal de inestabilidad. El senador demócrata Jack Reed manifestó que la partida del comandante “envía una señal alarmante de inestabilidad en la cadena de mando” en un momento en que las tensiones con Venezuela están “en un punto de ebullición”. Esta renuncia se suma a una serie de destituciones y cambios en altos mandos militares durante el segundo mandato del presidente Donald Trump, lo que ha llevado a congresistas demócratas a expresar su preocupación por una posible politización de las Fuerzas Armadas.