Según Trump, Venezuela ha “vaciado sus cárceles” enviando presos a Estados Unidos y está implicada en el tráfico de estupefacientes, lo que motivaría estas acciones.

Al ser consultado sobre si la autorización incluía “eliminar” a Maduro, Trump calificó la pregunta de “ridícula” y evitó dar una respuesta directa. La autorización permitiría a la CIA ejecutar acciones letales, ya sea de manera unilateral o como parte de una ofensiva militar más amplia.

La respuesta desde Caracas fue inmediata y contundente.

Nicolás Maduro acusó a Washington de orquestar un “golpe de Estado” y calificó el anuncio de Trump como un gesto de “honestidad macabra”. El gobierno venezolano denunció formalmente la medida como una “gravísima violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas”, y la calificó como un “acto de agresión” que forma parte de una estrategia de hostilidad y acoso. Analistas como el excontratista de la CIA Ron Aledo sugirieron que estas operaciones podrían buscar reclutar a generales venezolanos para provocar un quiebre interno en el estamento militar.