Sin embargo, más tarde, el propio Trump moderó su postura y afirmó haber hablado con Machado, quien, según él, le dijo: “Estoy aceptando esto en tu honor porque realmente te lo merecías”.

Trump calificó el gesto de “muy amable” y reiteró su apoyo a la líder opositora. Este episodio resalta la paradoja de la política estadounidense: mientras una facción del gobierno, liderada por figuras como Marco Rubio, ha sido una gran impulsora de Machado, la reacción oficial de la Casa Blanca muestra el descontento de Trump por no haber recibido el premio, lo que refleja una política exterior a menudo impulsada por consideraciones personales y políticas internas.