Esta propuesta buscaba frenar las sanciones económicas y reducir la tensión militar, aunque finalmente fue rechazada por Washington.

Según el reportaje, basado en fuentes de ambos países, altos funcionarios venezolanos, con la aprobación de Maduro, mantuvieron conversaciones durante meses con un representante estadounidense. La oferta incluía abrir contratos preferenciales de exploración y producción de petróleo y oro a compañías norteamericanas, redirigir las exportaciones de crudo de China a Estados Unidos y reducir los vínculos energéticos con China, Rusia e Irán. Esta propuesta se habría mantenido sobre la mesa mientras la Casa Blanca intensificaba su retórica, calificando al gobierno venezolano de “cártel narcoterrorista” y desplegando buques de guerra en el Caribe. El objetivo de Maduro era claro: evitar una intervención militar y asegurar su permanencia en el poder.

A pesar de la retórica antiimperialista pública, en privado se buscaba un acercamiento pragmático. Sin embargo, la administración Trump no mostró interés en la oferta, ya que su prioridad no era el acceso a los recursos naturales, sino la salida de Maduro del poder, una condición que el líder chavista no estaba dispuesto a aceptar. La postura de línea dura de figuras como el secretario de Estado Marco Rubio también habría impedido que la negociación avanzara, llevando al fracaso de uno de los intentos diplomáticos más ambiciosos entre ambos países en los últimos años.