El presidente Donald Trump ha afirmado que estas acciones buscan destruir redes criminales que operan en la zona.

Sin embargo, el gobierno venezolano y sus aliados, como Cuba, interpretan la maniobra como una “amenaza directa” y una agresión militar sin precedentes que busca forzar un “cambio de régimen”. El canciller venezolano, Yván Gil, y otros funcionarios han denunciado que el objetivo real de Estados Unidos es apoderarse de las vastas reservas petroleras del país. La presencia de unidades de élite como el 160th Special Operations Aviation Regiment (SOAR), conocidos como “Night Stalkers”, ha generado mayor especulación, ya que estas fuerzas no suelen emplearse para misiones disuasorias, sino para operaciones directas. Este aumento de la capacidad militar ha llevado a Venezuela a solicitar una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, advirtiendo que las acciones estadounidenses ponen en “claro peligro la zona de paz en América Latina y el Caribe”.