Esta decisión marca un giro hacia una política de confrontación directa, descartando la vía del diálogo para resolver la crisis venezolana. Según un informe de The New York Times, la instrucción fue comunicada por Trump durante una reunión con líderes militares, en la que pidió a Grenell, director ejecutivo del Kennedy Center, que detuviera cualquier intento de negociación con Caracas. Esta medida refleja la frustración del mandatario ante la negativa de Nicolás Maduro a renunciar al poder. La ruptura de este canal de diálogo se produce en un momento de máxima tensión militar en el Caribe. Fuentes citadas por el diario neoyorquino indicaron que la administración Trump ha elaborado planes de escalada militar que podrían incluir operaciones para sacar a Maduro del poder. El gobierno venezolano, por su parte, había enviado recientemente una carta a Trump negando su participación en el narcotráfico y proponiendo continuar las conversaciones a través de Grenell, pero el mensaje fue rechazado.

En una intervención televisada, Maduro restó importancia a la decisión, calificándola como "un gesto político sin impacto real" y asegurando que Venezuela "no depende del beneplácito de Washington" ni de "los gringos" para su desarrollo. Analistas consideran que el cierre total de canales diplomáticos limita las oportunidades de negociación y podría ser el preludio de una acción más contundente por parte de Estados Unidos.