Desde septiembre, las fuerzas armadas estadounidenses han ejecutado al menos cinco ataques contra lanchas rápidas que, según Washington, transportaban narcóticos y estaban afiliadas a organizaciones designadas como terroristas.
El secretario de Guerra, Pete Hegseth, confirmó una de las operaciones a través de la red social X, afirmando que actuó bajo órdenes directas del presidente Donald Trump y que en el operativo murieron cuatro "narcoterroristas". El Pentágono difundió un video que muestra una embarcación siendo destruida por un misil en aguas internacionales. El propio Trump celebró los ataques, asegurando que han sido tan exitosos que "ya no hay más botes" en la zona y que ahora "tendremos que empezar a buscar por tierra". La Casa Blanca sostiene que estas acciones han impedido que grandes cantidades de drogas lleguen a Estados Unidos, con Trump afirmando que una de las cargas era suficiente para "matar a 25.000 o 50.000 personas". Sin embargo, la legalidad y proporcionalidad de usar fuerza letal sin un proceso de interdicción o judicialización ha sido fuertemente cuestionada por líderes regionales, como el presidente colombiano Gustavo Petro, y por congresistas demócratas en Estados Unidos, quienes critican la falta de autorización del Congreso para este tipo de acciones bélicas.












