Esta acción representa un esfuerzo diplomático para buscar una mediación internacional frente a lo que Caracas considera una amenaza a su soberanía.

La petición fue transmitida a través de una carta entregada en el Vaticano por el embajador venezolano, Franklin Zeltzer, al secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin. El canciller venezolano, Yván Gil, confirmó la gestión, señalando que el encuentro fue "propicio para hacer entrega de una carta del presidente Nicolás Maduro Moros, dirigida al papa León XIV, en la cual se le solicita el apoyo especial para consolidar la paz en Venezuela". Este movimiento diplomático se enmarca en un contexto de alta tensión geopolítica, tras el despliegue de buques de guerra y fuerzas navales estadounidenses en el Caribe, una operación que el gobierno de Trump justifica como parte de un plan internacional contra el narcotráfico. Sin embargo, el gobierno venezolano interpreta esta acción como una amenaza directa y un intento de provocar un cambio de régimen. La solicitud de Maduro al Papa no solo busca un respaldo espiritual, sino también una mediación diplomática que pueda reducir la escalada y abrir canales de diálogo. Históricamente, la Santa Sede ha jugado un papel en procesos de negociación política en Venezuela, y este nuevo acercamiento refleja la estrategia del gobierno venezolano de buscar apoyo en actores con influencia global para contrarrestar la presión militar y política de Estados Unidos.