La administración Trump ha notificado formalmente al Congreso de Estados Unidos que el país se encuentra en un "conflicto armado no internacional" contra los carteles de la droga, a los que califica de "combatientes ilegales". Esta declaración busca proporcionar un marco legal para las operaciones militares en el Caribe sin necesidad de una autorización de guerra por parte del Congreso. Según un memorando confidencial enviado a varios comités del Congreso y revelado por medios como The New York Times, la Casa Blanca argumenta que los carteles se han vuelto "más armados, mejor organizados y violentos", causando "directa e ilegalmente la muerte de decenas de miles de ciudadanos estadounidenses cada año".
Bajo esta premisa, el presidente ha determinado que Estados Unidos está involucrado en un conflicto armado con estas organizaciones, a las que previamente ha designado como terroristas.
Esta justificación legal permite al Ejecutivo ordenar operaciones militares, como los recientes ataques a embarcaciones cerca de Venezuela, bajo el amparo del derecho de los conflictos armados, en lugar de considerarlos como ejecuciones extrajudiciales.
La medida ha sido criticada por legisladores demócratas, quienes cuestionan que se realicen acciones de guerra sin la debida autorización del Congreso. Analistas legales señalan que esta declaración otorga al presidente "poderes extraordinarios en tiempos de guerra" y podría sentar un precedente para futuras acciones militares, incluso dentro del territorio de países como Venezuela o México, si se logra vincular a sus gobiernos con los carteles designados como terroristas.
En resumenAl declarar un "conflicto armado" con los carteles, la administración Trump busca legitimar sus operaciones militares en el Caribe, enmarcando los ataques letales como actos de guerra y sentando una base jurídica para una posible expansión de sus acciones en la región.