El presidente Trump ha confirmado y celebrado estas acciones, llegando a afirmar que, debido a su efectividad, "ya no quedan barcos" en la zona y advirtiendo que la ofensiva podría extenderse a rutas terrestres.

El secretario de Guerra, Pete Hegseth, describió uno de los operativos como un "ataque letal y cinético" ordenado directamente por Trump.

Esta escalada ha sido condenada enérgicamente por Venezuela, que la considera una "provocación", una "amenaza directa a la paz regional" y un pretexto para una intervención militar.

Otros gobiernos de la región, como el de Cuba, también han rechazado la "presencia extraordinaria y extravagante" de fuerzas navales estadounidenses. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, calificó los ataques como "asesinato", argumentando que las víctimas eran "jóvenes caribeños pobres" y no narcoterroristas.