El gobierno venezolano ha realizado múltiples ejercicios militares para "afinar aún más todos los mecanismos de defensa territorial" y ha promovido un reclutamiento masivo de civiles para la Milicia Bolivariana, que se muestra "fusil en mano" y "listos para defender Venezuela". El presidente Maduro ha supervisado personalmente estos preparativos, llegando incluso a recibir un doctorado honoris causa en seguridad de la Universidad Militar Bolivariana, evento que utilizó para defender la moral de la Fuerza Armada. En paralelo a la movilización interna, Venezuela ha fortalecido sus lazos diplomáticos y estratégicos.

El ministro de Relaciones Exteriores, Yván Gil, mantuvo una llamada telefónica con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, para discutir la situación, recibiendo el respaldo de Moscú en medio de la creciente presión estadounidense. Además, el gobierno llevó a cabo un simulacro nacional de emergencias que recreó 411 escenarios, incluyendo desastres naturales y un posible "conflicto armado", con el objetivo de preparar a la población civil para "cualquier eventualidad". Estas medidas, que combinan la preparación militar convencional con la movilización popular y el refuerzo de alianzas estratégicas, forman parte de la respuesta integral de Caracas al despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe.