La justificación de Washington es que estas embarcaciones transportaban narcóticos destinados a "envenenar al pueblo estadounidense". Hegseth ha advertido que "estos ataques continuarán hasta que cesen las agresiones contra el pueblo estadounidense". La ofensiva ha sido celebrada por Trump, quien afirmó que las operaciones han sido tan efectivas que "ya no quedan navíos" en el Caribe venezolano.

Sin embargo, estas acciones han provocado una fuerte condena internacional y regional.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, calificó los ataques como un "asesinato", argumentando que las víctimas no son "narcoterroristas", sino "jóvenes pobres del Caribe tratando de sobrevivir económicamente". Petro contrastó la estrategia estadounidense con la de Colombia, afirmando: "Incautamos centenares de toneladas de cocaína, mucho más que lo que hacen las naves de guerra estadounidenses, sin matar a nadie". Esta divergencia de posturas evidencia una profunda fractura regional sobre la legitimidad y proporcionalidad del uso de la fuerza militar por parte de Estados Unidos.