Tres años después, una operación encubierta reveló que Komarczyk y Carbajal acordaron transferir 100.000 dólares que se creían eran fondos sancionados pertenecientes a miembros del gobierno venezolano, de los cuales lograron ingresar cerca de 25.000 dólares a Estados Unidos. Kormarczyk fue acusado de lavado de dinero y conspiración, mientras que Carbajal enfrenta cargos de conspiración. El director del FBI, Kash Patel, se refirió a estas tramas como “salvavidas criminales” para el régimen de Maduro, y aseguró que Estados Unidos “no será un refugio seguro” para su dinero. Patel calificó a Maduro de “corrupto” y “dictador narcoterrorista”.
Esta investigación abre un nuevo frente de presión legal y financiera contra el círculo íntimo del gobierno venezolano, apuntando directamente a los familiares del presidente y buscando desmantelar las estructuras que le permitirían movilizar recursos a través del sistema financiero internacional.