El Pentágono ha difundido videos que muestran las lanchas siendo destruidas por misiles. La justificación de Washington se ampara en que la inteligencia estadounidense confirmó “sin lugar a dudas” que las embarcaciones traficaban narcóticos y que sus tripulantes eran “narcoterroristas”. Sin embargo, estas operaciones han generado una fuerte controversia por la falta de verificación independiente sobre la identidad de las víctimas o la naturaleza de la carga. El presidente Petro ha sido una de las voces más críticas, argumentando que las personas a bordo no eran capos del narcotráfico, sino “jóvenes pobres de las islas del Caribe tratando de sobrevivir económicamente”. Petro contrastó el uso de fuerza letal con los métodos de interdicción de la Armada colombiana, que, según él, incauta mayores cantidades de droga sin causar muertes, y denunció que Estados Unidos rompió el “principio jurídico universal de proporcionalidad”.