El presidente Donald Trump y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, se dirigieron a cientos de altos mandos militares en una inusual reunión en Quantico, Virginia, donde delinearon una nueva doctrina de seguridad enfocada tanto en amenazas internas como externas, señalando directamente a Venezuela. En su discurso, Trump justificó el despliegue de tropas en ciudades estadounidenses para combatir lo que denominó una "invasión desde dentro" por parte de migrantes y criminales, y advirtió que usaría estas ciudades como "campo de entrenamiento" para los militares. En este contexto de seguridad interna, Trump también abordó la situación en el hemisferio occidental, afirmando que se está "restableciendo el necesario enfoque en derrotar las amenazas".
Mencionó específicamente a Venezuela, declarando: "Veremos qué pasa con Venezuela. Venezuela ha sido muy peligrosa con las drogas y otras cosas".
Esta declaración ante la cúpula militar refuerza la narrativa de que el gobierno venezolano representa una amenaza directa para la seguridad estadounidense, vinculando la crisis migratoria interna con el narcotráfico regional. Por su parte, el secretario Hegseth impartió un discurso centrado en recuperar un "estándar masculino" en el ejército, eliminando la "basura ideológica woke" y criticando a los militares con sobrepeso.
Ordenó a los generales "prepararse para la guerra", subrayando que "solo quienes están dispuestos a librar una guerra para defenderla merecen la paz".
Esta reunión ha sido interpretada como una consolidación del poder de Trump sobre las fuerzas armadas y una preparación ideológica para justificar futuras acciones militares, tanto a nivel doméstico como en el extranjero, con Venezuela como uno de los focos de atención.
En resumenLa reunión de Trump con la cúpula militar sirvió para alinear a las Fuerzas Armadas con su agenda política, que fusiona la seguridad fronteriza con la política exterior. Al enmarcar la situación de Venezuela como una amenaza directa y parte de una "invasión interna", la administración justifica una postura militarista tanto dentro como fuera de sus fronteras.