En un movimiento que añade otra capa a la compleja situación militar en el Caribe, unos 50 infantes de marina de Estados Unidos llegaron a Panamá a principios de octubre para realizar un entrenamiento conjunto con las fuerzas públicas locales. Aunque se presenta como un ejercicio de cooperación, su coincidencia con el masivo despliegue naval estadounidense cerca de Venezuela ha sido interpretada por Caracas como parte de la «amenaza» a su soberanía. El curso, denominado «Entrenamiento Combinado de Operaciones en la Selva», se llevará a cabo del 9 al 29 de octubre y, según un comunicado oficial panameño, su objetivo es «elevar la interoperabilidad, mejorar capacidades y fortalecer la seguridad regional». Panamá, que no tiene ejército, se convierte así en un escenario estratégico para las operaciones estadounidenses en la región.
La presencia militar de EE.
UU. en Panamá es un tema históricamente sensible, evocando la época en que Washington controlaba bases en la zona del canal. Un acuerdo firmado en abril entre ambos países permite la instalación de tropas en áreas de acceso al canal, aunque el gobierno panameño se ha negado a incluir términos como «presencia militar permanente». La llegada de estas tropas, aunque numéricamente pequeña, refuerza la percepción de un cerco militar en la región, especialmente porque algunos de los buques de guerra desplegados en el Caribe cruzaron el Canal de Panamá para llegar a la zona de operaciones, subrayando la importancia geoestratégica del istmo en la actual coyuntura.
En resumenLa realización de ejercicios militares conjuntos entre marines estadounidenses y fuerzas panameñas ha sido vista por Venezuela como una extensión de la presión militar de Washington en la región, dada su coincidencia con el despliegue naval en el Caribe.