La Cancillería dominicana justificó la medida argumentando que la exclusión favorece «la mayor convocatoria y asegura el desarrollo del foro» debido al «contexto actual de polarización política». El comunicado oficial también recordó que estos tres países no forman parte de la OEA y no participaron en la edición anterior de la cumbre. Sin embargo, esta decisión generó una reacción inmediata y contundente por parte de Cuba, cuyo Ministerio de Relaciones Exteriores calificó la exclusión como una «decisión impuesta por el Gobierno de Estados Unidos».

El gobierno cubano advirtió que, bajo estas condiciones, la Cumbre «está condenada al fracaso». La acusación de que la medida responde a presiones de Washington es un punto central en la controversia, ya que la exclusión de estos tres países, considerados adversarios de la política exterior estadounidense en la región, se interpreta como una estrategia de aislamiento liderada por la administración Trump. La decisión contrasta con la postura que había mantenido República Dominicana en 2023, cuando se comprometió a realizar una cumbre inclusiva.