Tras asegurar que ha neutralizado el tráfico marítimo de drogas desde Venezuela, el presidente Donald Trump anunció un cambio de estrategia en su campaña antinarcóticos, enfocando ahora los esfuerzos en las rutas terrestres. El mandatario afirmó que su país monitoreará “muy seriamente” a los carteles que operan por tierra, lo que sugiere una nueva fase de presión que podría involucrar operaciones en las fronteras de Venezuela. Trump declaró que, desde la intervención de los buques estadounidenses en el Caribe, “no tenemos absolutamente ninguna droga entrando a nuestro país por vía acuática”. Según el presidente, tras los ataques a varias narcolanchas, “no hay botes, no hay barcos pesqueros, no hay nada”.
Este supuesto éxito en el mar justifica, según la Casa Blanca, el traslado de recursos y atención hacia las operaciones terrestres.
“Ahora vamos a vigilar a los carteles. Vamos a vigilar muy seriamente a los carteles que entren la droga por tierra”, advirtió Trump. Este giro táctico se alinea con los informes sobre planes de ataques con drones y posibles incursiones en territorio venezolano, lo que podría intensificar la presencia militar estadounidense en países vecinos y aumentar la presión sobre las rutas de tráfico que atraviesan Centroamérica y México. La declaración de Trump pone a Venezuela como un objetivo prioritario en esta nueva fase, al señalar que el país “ha sido muy peligrosa en lo que se refiere a drogas y a otras cosas”. Este cambio estratégico podría escalar las tensiones no solo con Caracas, sino también con otros países de la región que sirven de corredor para el narcotráfico.
En resumenLa administración Trump ha declarado el fin del narcotráfico marítimo proveniente de Venezuela y ha anunciado un nuevo enfoque en las operaciones terrestres contra los carteles. Este cambio estratégico sugiere una posible intensificación de la vigilancia y la presión militar en las fronteras de Venezuela, marcando una nueva etapa en la campaña antidrogas de Estados Unidos en la región.