En un discurso de 40 minutos, el mandatario colombiano calificó estas operaciones militares como “actos de tiranía” y una violación del derecho internacional. Rechazó enérgicamente la justificación de Washington de que las embarcaciones transportaban droga, afirmando: “Dicen que los misiles en el Caribe eran para detener las drogas.

¡Mentira!”.

Petro argumentó que las víctimas no eran narcotraficantes, sino “simples jóvenes pobres de la América Latina que no tienen otra opción”, mientras que los verdaderos capos “viven en Nueva York y en Miami”. La contundencia de su denuncia fue tal que la delegación de Estados Unidos presente en el recinto abandonó la sala en señal de protesta. Petro fue explícito en su petición de rendición de cuentas: “debe abrirse proceso penal contra esos funcionarios que son de los Estados Unidos, así se incluya al funcionario mayor que dio la orden, el presidente Trump”. Este llamado sin precedentes de un jefe de Estado aliado de EE. UU. a procesar a su presidente en un foro internacional marca una ruptura histórica en las relaciones bilaterales y posiciona a Petro como una de las voces más críticas de la política exterior de la administración Trump en la región.