La escalada militar en el Caribe ha pasado de las advertencias a la acción directa con una serie de ataques letales por parte de Estados Unidos contra embarcaciones que, según Washington, transportaban drogas desde Venezuela. Estas operaciones han dejado un saldo de al menos 14 muertos y han sido respaldadas por una retórica beligerante del presidente Donald Trump, quien en la Asamblea General de la ONU lanzó una amenaza directa: “A todo matón terrorista que esté traficando drogas venenosas hacia los Estados Unidos de América, téngase por avisado: lo haremos saltar por los aires”. El gobierno estadounidense ha justificado estos ataques, que han destruido al menos tres embarcaciones, como parte de su ofensiva contra el narcotráfico y redes criminales como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, que vincula directamente con el régimen de Nicolás Maduro.
Sin embargo, estas acciones han sido fuertemente cuestionadas.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, las ha calificado como “ejecuciones extrajudiciales” y “actos de tiranía”, argumentando que las víctimas no eran capos del narcotráfico, sino “jóvenes pobres” y migrantes desarmados. La falta de pruebas públicas por parte de Washington sobre la identidad de los fallecidos y la naturaleza de los cargamentos ha alimentado la controversia. Organizaciones de derechos humanos y senadores demócratas en EE.
UU. han expresado su preocupación, mientras que el gobierno venezolano denuncia un “ajusticiamiento” de pescadores. Las declaraciones de Trump, en las que promete “borrar de la existencia” a estas redes, han sido interpretadas como una señal de que la política de “máxima presión” podría incluir un uso más extendido de la fuerza letal, elevando el riesgo de un conflicto abierto en la región.
En resumenLos ataques letales de EE. UU. a embarcaciones en el Caribe, respaldados por las amenazas explícitas del presidente Trump, marcan una peligrosa escalada en la confrontación con Venezuela. Mientras Washington defiende estas acciones como una lucha contra el narcotráfico, críticos como el presidente Petro las denuncian como violaciones al derecho internacional, generando una grave crisis diplomática y humanitaria.