Esta posición refleja la histórica alianza entre La Habana y Caracas, al tiempo que busca evitar una implicación directa en un posible conflicto bélico.
El gobierno cubano ha iniciado una campaña de recolección de firmas para respaldar a Nicolás Maduro como “presidente legítimo” de Venezuela, en respuesta a las operaciones militares estadounidenses en el Caribe. Esta iniciativa busca movilizar a la población y proyectar una imagen de solidaridad regional contra lo que consideran una agresión imperialista. Sin embargo, el vicecanciller Carlos Fernández de Cossío aclaró en una entrevista que Cuba no tiene intención de involucrarse militarmente en defensa de Venezuela. Según el funcionario, el respaldo de la isla se limitará al terreno político y diplomático.
Esta declaración es significativa, ya que establece un límite claro a la cooperación entre los dos aliados socialistas, descartando una intervención armada.
A pesar de las dificultades económicas que enfrenta, exacerbadas por el bloqueo estadounidense que, según un informe reciente, le ha costado más de 7.556 millones de dólares en el último año, Cuba mantiene su condena a la política de Washington y su apoyo a Maduro como un pilar de su política exterior en la región.