En ella, Maduro negaba las acusaciones de narcotráfico, atribuyéndolas a “fake news” para justificar una escalada militar.
Afirmaba que Venezuela combate activamente el narcotráfico, interceptando más del 70% de la droga que intenta cruzar desde Colombia.
Además, invitaba a Trump a “preservar la paz con diálogo y entendimiento” y proponía una “conversación directa y franca” con el enviado especial estadounidense, Richard Grenell.
La respuesta de la Casa Blanca fue tajante. La portavoz Karoline Leavitt declaró: “Francamente, creo que hubo muchas mentiras que fueron repetidas por Maduro en esa carta y la posición de la administración sobre Venezuela no ha cambiado”. Leavitt reiteró que Washington considera al régimen de Maduro “ilegítimo” y que el presidente Trump está dispuesto a usar “todos y cada uno de los recursos necesarios” para detener el tráfico de drogas. El propio Trump, al ser consultado, evadió confirmar la recepción de la carta, diciendo ambiguamente: “ya veremos qué pasa con Venezuela”.