La crisis entre Washington y Caracas ha provocado diversas reacciones en América Latina, destacando el firme respaldo del presidente colombiano Gustavo Petro a Venezuela y el apoyo político de Cuba, mientras otros organismos llaman a la prudencia y al respeto del derecho internacional. La voz más prominente en la condena a las acciones estadounidenses ha sido la del presidente de Colombia, Gustavo Petro. Su discurso en la Asamblea General de la ONU, donde calificó los ataques de “acto de tiranía” y pidió un proceso penal contra Trump, lo posicionó como el principal crítico de la ofensiva militar en la región. La canciller colombiana, Rosa Villavicencio, reforzó esta postura al calificar la presencia militar de EE. UU. como “desmesurada” y sin relación con la lucha antinarcóticos, afirmando que Colombia defenderá la soberanía venezolana.
Venezuela también ha buscado activamente el apoyo de sus vecinos.
El canciller Yván Gil hizo un llamado a los países de América Latina y el Caribe para que asumieran un rol protagónico frente al despliegue militar, considerándolo una amenaza directa a la soberanía regional.
Cuba respondió a este llamado, iniciando una recolección de firmas para respaldar a Nicolás Maduro como “presidente legítimo” y manifestando su apoyo político.
Sin embargo, el vicecanciller cubano, Carlos Fernández de Cossío, aclaró que este respaldo no se extenderá al ámbito militar, afirmando que Cuba no tiene intención de involucrarse en un conflicto bélico.
Por otro lado, la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha mantenido una postura más cautelosa. Su secretaria general adjunta, Laura Gil, señaló que, hasta el momento, “ningún Estado todavía ha llevado esto a los órganos políticos de la organización”, lo que sugiere que, a pesar de la gravedad de la situación, no ha habido un consenso regional para una acción multilateral formal a través de la OEA.
En resumenLa respuesta regional a la crisis ha sido liderada por Colombia, cuyo presidente ha condenado enérgicamente las acciones de EE. UU. en foros internacionales. Cuba ha ofrecido un claro apoyo político a Venezuela, aunque descartando una intervención militar, mientras que la OEA ha mostrado cautela al no haber recibido una solicitud formal para abordar el conflicto, reflejando una división en el enfoque diplomático de la región.