En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, Trump lanzó una de sus advertencias más directas y violentas, dirigida a quienes presuntamente trafican drogas desde Venezuela.

“A todo matón terrorista que esté traficando drogas venenosas hacia los Estados Unidos de América, téngase por avisado: lo haremos saltar por los aires”, declaró. Esta retórica se ha repetido en otras plataformas, como su red social Truth Social, donde afirmó que su administración está usando “el poder supremo de las fuerzas armadas para destruir a los terroristas venezolanos y las redes de narcotráfico lideradas por Maduro”, y concluyó con una amenaza de aniquilación: “Los borraremos de la existencia”. Este lenguaje ha sido la banda sonora de los ataques militares ya ejecutados en el Caribe. Además de las amenazas militares, Trump ha utilizado la burla como herramienta política. Compartió un video de los entrenamientos de las milicias civiles en Venezuela con un mensaje sarcástico: “Atrapamos a las milicias venezolanas en entrenamiento.

¡Una amenaza muy grave!”.

Este acto fue interpretado como una forma de ridiculizar la capacidad defensiva de Venezuela y de añadir un elemento de humillación personal al conflicto. La retórica se extiende también a la política migratoria, donde ha amenazado a Venezuela con un “precio incalculable” si no acepta la devolución de migrantes deportados, a quienes ha calificado de “monstruos” y “lo peor del mundo”. Esta combinación de amenazas militares directas, desdén público y presiones migratorias define el enfoque de máxima confrontación de la administración Trump hacia el gobierno de Nicolás Maduro.