El presidente de Colombia, Gustavo Petro, utilizó el escenario de la Asamblea General de las Naciones Unidas para condenar enérgicamente las acciones militares de Estados Unidos en el Caribe, lo que provocó el retiro de la delegación estadounidense y evidenció una profunda fractura diplomática. Durante su última intervención como jefe de Estado ante la ONU el 23 de septiembre de 2025, Gustavo Petro lanzó un discurso contundente contra la política exterior de la administración Trump. Calificó los ataques a embarcaciones en el Caribe como “un acto de tiranía”, afirmando que “lanzar misiles sobre aguas soberanas fuera de Estados Unidos, es un acto de tiranía”. Petro fue más allá y solicitó formalmente la apertura de un proceso penal internacional contra los funcionarios estadounidenses responsables, incluyendo al “funcionario mayor que dio la orden: el presidente Trump”. Argumentó que las víctimas no eran narcotraficantes, sino “simples jóvenes pobres” y que, si se confirmara que había colombianos entre ellos, la justicia nacional tendría la obligación de investigar los hechos como asesinatos.
El discurso de Petro también enmarcó la política antidrogas de Washington como un fracaso y “una política de dominación del norte sobre el sur”. La reacción de Estados Unidos fue inmediata y visible: la delegación estadounidense, incluyendo a su delegado permanente Mike Waltz, se levantó de sus asientos y abandonó el recinto mientras Petro hablaba. Posteriormente, un portavoz del Departamento de Estado respondió de manera escueta pero firme: “Las acciones de nuestra delegación este martes hablan por sí mismas”. Este gesto diplomático, inusual en un foro de esta magnitud, fue interpretado como un rechazo frontal a las acusaciones del mandatario colombiano y una clara señal del deterioro en las relaciones entre los dos países, históricamente aliados.
En resumenEn la ONU, Gustavo Petro denunció los ataques de EE. UU. en el Caribe como un “acto de tiranía” y exigió un proceso penal contra Donald Trump. La delegación estadounidense respondió abandonando el recinto durante su discurso, un gesto que subraya la grave tensión diplomática entre ambas naciones.