El discurso de Petro también enmarcó la política antidrogas de Washington como un fracaso y “una política de dominación del norte sobre el sur”. La reacción de Estados Unidos fue inmediata y visible: la delegación estadounidense, incluyendo a su delegado permanente Mike Waltz, se levantó de sus asientos y abandonó el recinto mientras Petro hablaba. Posteriormente, un portavoz del Departamento de Estado respondió de manera escueta pero firme: “Las acciones de nuestra delegación este martes hablan por sí mismas”. Este gesto diplomático, inusual en un foro de esta magnitud, fue interpretado como un rechazo frontal a las acusaciones del mandatario colombiano y una clara señal del deterioro en las relaciones entre los dos países, históricamente aliados.