Mentira”.

Sostuvo que las víctimas no eran narcotraficantes, sino “simples jóvenes pobres de la América Latina que no tienen otra opción” y que posiblemente eran migrantes colombianos.

Petro fue más allá y solicitó la apertura de un “proceso penal” internacional contra los funcionarios estadounidenses responsables, incluyendo al propio presidente Trump por haber dado “la orden”. “Si fueron colombianos, con el perdón de quienes dominan las Naciones Unidas, debe abrirse proceso penal contra esos funcionarios que son de los Estados Unidos”, declaró.

El discurso generó una reacción inmediata: la delegación estadounidense, que incluía al delegado permanente Mike Waltz, abandonó la sala.

Posteriormente, el Departamento de Estado emitió un comunicado parco pero contundente: “Las acciones de nuestra delegación este martes hablan por sí mismas”.

Este incidente diplomático visibiliza la creciente distancia entre Colombia y Estados Unidos, dos aliados históricos, y subraya la postura crítica de Petro frente a la política exterior y la estrategia antidrogas de Washington.