Caracas ha calificado el despliegue estadounidense como una “amenaza” y una “guerra no declarada”, movilizando sus recursos para una posible confrontación.

La principal demostración de fuerza de Venezuela ha sido la operación “Caribe Soberano 200”, un ejercicio militar de tres días en la isla de La Orchila. En estas maniobras participaron más de 2.500 efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), junto con 12 buques, 22 aeronaves, incluyendo cazas rusos Sukhoi Su-30, submarinos y equipos de artillería.

El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, afirmó que el objetivo es defender “centímetro a centímetro la patria”. Paralelamente, el presidente Maduro anunció que está evaluando declarar un “estado de conmoción exterior en todo el territorio nacional”.

Según la Constitución venezolana, esta medida puede ser decretada en caso de conflicto externo que ponga en peligro la seguridad de la nación y le permitiría al Ejecutivo activar todas las fuerzas de la sociedad para responder a cualquier ataque. Adicionalmente, Maduro ha hecho un llamado a la población civil para que se prepare para la defensa del país. Ha instruido a la FANB para que entrene a los ciudadanos en las comunidades en el manejo de armas y ha pedido a los campesinos estar listos para “tomar las armas” si Venezuela fuera agredida.

Estas acciones buscan proyectar una imagen de unidad y preparación frente a lo que el chavismo denomina un “plan imperial” para derrocarlo.