Estas acciones han resultado en la muerte de al menos 17 personas y han sido reivindicadas directamente por el presidente Donald Trump con una retórica beligerante. Desde principios de septiembre, las fuerzas estadounidenses han destruido al menos cuatro lanchas rápidas en aguas internacionales.

Trump ha anunciado personalmente varios de estos ataques a través de su red social Truth Social, publicando videos de los impactos y describiendo a las víctimas como “narcoterroristas”. En una de sus declaraciones más contundentes ante la Asamblea General de la ONU, advirtió: “A todo matón terrorista que esté traficando drogas venenosas hacia los Estados Unidos de América: téngase por avisado, lo haremos saltar por los aires”. En otro mensaje dirigido a las redes de narcotráficantes, sentenció: “Los borraremos de la existencia”. El gobierno venezolano ha denunciado estos actos como “ajusticiamientos” y “crímenes de lesa humanidad”, negando que las víctimas fueran criminales y afirmando que se trataba de pescadores o civiles. El fiscal general venezolano, Tarek William Saab, solicitó una investigación a la ONU, mientras que organizaciones como Human Rights Watch han calificado los ataques como “ejecuciones extrajudiciales”, argumentando que la lucha contra el narcotráfico no justifica el uso de fuerza letal sin un conflicto armado declarado. La legalidad de estas operaciones ha sido cuestionada, ya que violarían el derecho internacional que estipula la captura de sospechosos en lugar de su eliminación.