La administración de Donald Trump ha ordenado un considerable despliegue militar en el mar Caribe, una acción que ha elevado drásticamente la tensión con Venezuela. Washington justifica esta movilización como una operación necesaria para combatir el narcotráfico procedente de Suramérica, pero Caracas la interpreta como una amenaza directa a su soberanía y un preludio para forzar un cambio de régimen. El operativo estadounidense es de gran envergadura e incluye al menos ocho buques de guerra, entre ellos tres destructores de la clase Arleigh Burke equipados con misiles Tomahawk, un buque anfibio con 4.500 marines, un crucero lanzamisiles y un submarino nuclear. Adicionalmente, se han enviado a Puerto Rico aviones de combate de última generación, como los cazas furtivos F-35B Lightning II, listos para operaciones en la región. El presidente Trump ha enmarcado esta misión como una lucha contra los carteles de la droga, a los que ha calificado de terroristas, y ha negado que su gobierno haya discutido planes para un “cambio de régimen” en Caracas.
Sin embargo, la magnitud del despliegue y la retórica agresiva han generado alarma en la región.
El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, ha calificado la situación como una “guerra no declarada”, mientras que el presidente Nicolás Maduro sostiene que el verdadero objetivo de Washington es “robar” las reservas de petróleo y gas de Venezuela e imponer un “gobierno títere”. La falta de directrices claras sobre las condiciones para el uso de la fuerza, según un informe de The New York Times, ha generado inquietud incluso dentro del poder ejecutivo estadounidense, alimentando la incertidumbre sobre las verdaderas intenciones y los límites de la operación militar en el Caribe.
En resumenEl despliegue militar estadounidense en el Caribe, justificado como una operación antinarcóticos, ha sido interpretado por Venezuela como una agresión directa, lo que ha provocado una peligrosa escalada de tensiones y una respuesta militar por parte del gobierno de Nicolás Maduro, convirtiendo la región en un foco de incertidumbre geopolítica.