Salazar argumentó que, una vez que el “dictador y sus secuaces desaparezcan”, será necesario reconstruir el país tras la “destrucción del socialismo”. Según sus palabras, con estos fondos se podría iniciar una “revolución capitalista en una Venezuela libre”, apoyando a la oposición que, según ella, ganó las elecciones presidenciales de julio pasado. La congresista destacó que la medida “toma el dinero robado y lo convierte en una herramienta para la libertad”, evitando que los recursos permanezcan en un “limbo” legal y que los criminales se queden con su botín. Aunque la propuesta aún debe superar varias etapas legislativas para convertirse en ley, su aprobación unánime en el comité representa un paso significativo. Simbólicamente, esta acción materializa el apoyo de una parte del establecimiento político estadounidense a un cambio de gobierno en Venezuela, moviendo la estrategia más allá de las sanciones y la presión diplomática hacia un financiamiento activo de un proyecto político alternativo.
