Además, propuso una “conversación directa y franca” con el enviado especial de Trump, Richard Grenell, para superar el “ruido mediático”.

La respuesta de Washington fue inmediata y tajante. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, declaró: “Francamente, creo que ha habido muchas mentiras repetidas por Maduro en esa carta y la postura de la Administración sobre Venezuela no ha cambiado”. Leavitt reafirmó que Washington considera al régimen de Maduro como “ilegítimo” y que el presidente Trump está dispuesto a usar “todos los recursos necesarios” para detener el tráfico de drogas. El propio Trump, al ser consultado, evitó confirmar la recepción de la carta y se limitó a decir: “Ya veremos qué pasa con Venezuela”. Este intercambio evidencia la profunda fractura diplomática y la nula disposición de la administración estadounidense para entablar un diálogo con Caracas.