Según un artículo que cita a The New York Times, el despliegue militar estaría cumpliendo el propósito adicional de "presionar para expulsar a Nicolás Maduro del poder". El presidente venezolano ha denunciado repetidamente que la movilización estadounidense es un plan para forzar un "cambio de régimen" e imponer un "Gobierno títere" que satisfaga los intereses de Washington, particularmente el control sobre las vastas reservas de petróleo y gas del país. Esta visión se enmarca en una interpretación más amplia de la política exterior de EE. UU. como una forma de imperialismo moderno, evocando la Doctrina Monroe y el concepto de "gran espacio" de influencia.
Varios textos analizan cómo Estados Unidos ha actuado históricamente en América Latina para derrocar gobiernos y apuntalar regímenes afines a sus intereses.
Aunque el presidente Trump negó haber discutido un plan de "cambio de régimen" con su gabinete, la intensidad de la presión militar, combinada con las acusaciones de narcoterrorismo contra Maduro y la oferta de una recompensa de 50 millones de dólares por su captura, alimenta la percepción de que la lucha antidrogas es una justificación para alcanzar objetivos geopolíticos más profundos.