Esta medida indica una preparación para una resistencia prolongada y una defensa territorial que va más allá de las fuerzas armadas convencionales.
El mandatario venezolano ordenó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desplazarse a los barrios y comunidades para "enseñar a todos los que se alistaron (...) en lo que es el manejo del sistema de armas". En un acto transmitido por la televisión estatal, Maduro expresó su confianza en que "miles, y no exagero si digo millones, de campesinos estén listos para tomar las armas y defender la República si fuera agredida por el imperio norteamericano". Esta directriz fue reforzada por Diosdado Cabello, ministro del Interior, quien aseguró que Maduro les instruyó prepararse para "hacer la transición de la lucha no armada a la lucha armada". La estrategia de entrenar a civiles y milicianos busca crear una red de defensa descentralizada y masiva, con el objetivo de elevar el costo de una posible intervención militar extranjera. Esta movilización también cumple una función política interna, al fomentar un estado de alerta y cohesión social en torno a la figura del gobierno como defensor de la soberanía frente a una amenaza externa, reforzando la narrativa de un país bajo asedio.