Trump ha calificado a estos individuos como "lo peor del mundo", vinculando la crisis militar con una dura postura migratoria interna.

En un mensaje difundido a través de su plataforma Truth Social, Trump exigió a Venezuela que acepte "de inmediato a todos los presos y personas de instituciones mentales" que, según él, fueron "obligados a entrar en los Estados Unidos".

La amenaza fue directa y contundente: "¡O el precio que pagaréis será incalculable!".

Esta narrativa presenta a los migrantes venezolanos no como refugiados o solicitantes de asilo, sino como "monstruos" enviados deliberadamente por el régimen de Maduro para causar daño en Estados Unidos, una afirmación que carece de sustento en los informes proporcionados. Esta estrategia retórica cumple un doble propósito: por un lado, justifica la agresiva postura militar en el Caribe, enmarcando el conflicto como una defensa de la seguridad nacional estadounidense. Por otro lado, alimenta su agenda política interna antiinmigración, utilizando a la comunidad venezolana como un punto de presión y un ejemplo para endurecer las políticas fronterizas. La amenaza de un "precio incalculable" eleva la presión sobre Caracas, utilizando el destino de miles de migrantes como una herramienta en la confrontación geopolítica.