Estados Unidos ha ejecutado un significativo despliegue militar en el mar Caribe, que incluye buques de guerra y aviones de combate, y ha realizado múltiples ataques letales contra embarcaciones que, según Washington, están vinculadas al narcotráfico venezolano. Esta ofensiva ha provocado una escalada de tensión sin precedentes en la región y ha sido calificada por Venezuela como una "guerra no declarada". La operación estadounidense en el Caribe, justificada como una misión antinarcóticos, ha involucrado al menos ocho buques de guerra, un submarino nuclear, miles de efectivos y el despliegue de cazas F-35 en Puerto Rico. En el marco de esta misión, el presidente Donald Trump ha confirmado la destrucción de al menos cuatro embarcaciones desde agosto, resultando en la muerte de, según sus cifras, 17 presuntos "narcoterroristas". El gobierno venezolano, por su parte, denuncia que los fallecidos, al menos 14, eran civiles y pescadores, y ha solicitado una investigación de la ONU por lo que considera "crímenes de lesa humanidad". La justificación de Washington se centra en combatir al "Cartel de los Soles" y al "Tren de Aragua", designando al régimen de Maduro como una organización narcoterrorista.
Trump ha adoptado un tono beligerante, declarando en su plataforma Truth Social: "¡Atención!
Si transporta drogas que pueden matar a estadounidenses, ¡te vamos a cazar!".
Esta postura ha sido criticada por organizaciones como Human Rights Watch y expertos de la ONU, quienes han calificado los ataques como posibles "ejecuciones extrajudiciales" que violan el derecho internacional, ya que las normas exigen la captura de sospechosos y no su eliminación mediante ataques militares letales. La tensión se ha exacerbado al punto que el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, aseguró que su país ya está "en guerra" con Estados Unidos.
En resumenLa operación militar de Estados Unidos en el Caribe, justificada como una lucha antinarcóticos, ha resultado en múltiples ataques letales contra embarcaciones presuntamente venezolanas, causando más de una docena de muertes. Venezuela denuncia estas acciones como actos de guerra y crímenes de lesa humanidad, mientras que organismos internacionales cuestionan su legalidad, escalando una grave crisis geopolítica.