Esta advertencia se centra específicamente en lo que Trump describe como “presos y personas de instituciones mentales” que, según él, han sido obligados a ingresar a territorio estadounidense. A través de su red social Truth Social, Trump emitió un ultimátum directo: “Queremos que Venezuela acepte de inmediato a todos los presos y personas de instituciones mentales entre los que está lo peor del mundo de psiquiátricos a los que los ‘dirigentes’ de Venezuela han obligado a venir a Estados Unidos de América”.

El mensaje concluye con una amenaza contundente: “¡O el precio que pagaréis será incalculable!”.

Estas declaraciones, calificadas por analistas como delirantes y carentes de sustento fáctico, forman parte de una retórica de creciente agresión que busca justificar una mayor presión sobre Caracas. El gobierno de Maduro ha respondido a estas presiones, indicando en la carta enviada a Trump que el tema de la repatriación de migrantes ya se había “resuelto y aclarado rápidamente en una conversación con el embajador Richard Grenell”. Sin embargo, la insistencia de Trump en este punto sugiere que la migración se ha convertido en otra herramienta de presión en la confrontación bilateral, vinculando la crisis humanitaria venezolana con la seguridad interna de Estados Unidos y alimentando un discurso xenófobo que presenta a los migrantes como una amenaza.