La administración Trump sostiene que el mandatario venezolano y sus colaboradores han utilizado las instituciones del Estado para facilitar el tráfico de cocaína a gran escala en alianza con mafias transnacionales. En julio, el Departamento del Tesoro designó formalmente al Cartel de los Soles como una organización terrorista global.

Estas acusaciones han sido un pilar de la política exterior de EE.

UU. hacia Venezuela, permitiendo una narrativa que presenta las acciones militares no como una agresión a un Estado soberano, sino como una operación policial contra una estructura criminal. El Gobierno de Maduro ha rechazado consistentemente estas acusaciones, calificándolas de “fabricadas” y parte de una campaña para justificar una intervención. Mientras tanto, en Colombia, la existencia del cartel ha sido objeto de debate; el presidente Gustavo Petro ha llegado a afirmar que dicha organización “no existe”, mientras que el Senado colombiano aprobó una proposición para declararla como grupo criminal transnacional y terrorista, evidenciando las diferentes posturas en la región.