En respuesta al despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe, el Gobierno de Nicolás Maduro ha iniciado una serie de acciones militares defensivas, incluyendo ejercicios a gran escala y el entrenamiento de civiles en el manejo de armas. Estas medidas buscan proyectar una imagen de fortaleza y preparación ante lo que Caracas considera una amenaza inminente de agresión externa. La principal demostración de fuerza es la maniobra de campaña ‘Caribe Soberano 200’, un ejercicio de tres días en la estratégica isla de La Orchila que involucra a más de 2.500 efectivos, 12 buques de la Armada, 22 aeronaves —incluyendo cazas rusos Sukhoi Su-30—, tanques anfibios y drones. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, afirmó que el objetivo es elevar el “apresto operacional” para un posible “escenario de conflicto armado en la mar”. Paralelamente, Maduro ha ordenado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que entrene a los miembros de la Milicia Bolivariana, un cuerpo compuesto por civiles, en el manejo de armamento. En actos transmitidos por la televisión estatal, se ha visto a ciudadanos, desde jubilados hasta jóvenes, aprendiendo a usar fusiles Kalashnikov.
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, fue más allá al declarar que Maduro les ordenó prepararse para “hacer la transición de la lucha no armada a la lucha armada”.
Estas acciones son parte de una estrategia de “defensa integral” que busca disuadir a Washington y consolidar el apoyo interno bajo una narrativa de asedio imperialista.
Además, Venezuela ha advertido a países vecinos como Guyana y Trinidad y Tobago que no presten su territorio para maniobras estadounidenses, amenazando con una respuesta en “legítima defensa”.
En resumenLa respuesta de Venezuela al despliegue estadounidense combina demostraciones de fuerza militar con la movilización de la sociedad civil, reforzando una estrategia de disuasión y defensa nacional. Estas acciones, que incluyen ejercicios con armamento avanzado y el entrenamiento de milicias, subrayan la gravedad con la que el régimen de Maduro percibe la amenaza de una intervención.