Aunque los detalles específicos del acuerdo no se han hecho públicos, se informó que abarca áreas clave como energía, defensa, tecnología y economía.

El diputado oficialista Roy Daza lo describió como un instrumento de “largo plazo” que garantiza “cooperación y solidaridad”.

Esta alianza no es nueva, pero su formalización en este momento de crisis es simbólicamente potente.

Rusia ha sido un socio estratégico para el gobierno chavista, proveyendo equipamiento militar avanzado, como los cazas Sukhoi Su-30, tanques y sistemas de defensa, que son precisamente los que Venezuela ha exhibido en sus recientes maniobras “Caribe Soberano 200”. Además, Moscú ha ofrecido respaldo financiero a través de acuerdos petroleros y ha sido un aliado diplomático crucial, vetando junto a China resoluciones contra Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU. Al fortalecer sus lazos con Rusia, un adversario directo de Estados Unidos en la arena global, el gobierno de Maduro busca demostrar que no está aislado y que cuenta con el respaldo de una potencia mundial. Esta estrategia de contrapeso geopolítico pretende disuadir a Washington de una acción militar directa, al elevar los costos y las implicaciones internacionales de un posible conflicto.