Sin embargo, esta declaración contrasta con la intensidad del despliegue militar en el Caribe y con otras afirmaciones del propio presidente. Al ser preguntado en otra ocasión sobre una posible acción militar, Trump respondió con un ambiguo “Veremos qué pasa”, una frase que deja la puerta abierta a todas las opciones. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, no ha dado crédito a las negativas de Trump, insistiendo en que la movilización estadounidense es un plan para imponer un “Gobierno títere” y apoderarse de los recursos naturales del país. Analistas políticos, como Atilio Borón, sugieren que la frustración de la clase dominante estadounidense por la pérdida de su supremacía global podría llevarla a la “tentación de resolverla apelando a la vía militar” en América Latina. Por lo tanto, aunque la Casa Blanca niegue oficialmente un plan de derrocamiento, la combinación de una retórica hostil, un despliegue militar sin precedentes y la ambigüedad del presidente mantienen la amenaza de una intervención como un factor central en la crisis.