El Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado una medida para destinar cerca de 4.000 millones de dólares, incautados a individuos vinculados al chavismo, para la futura “reconstrucción democrática” de Venezuela, revelando una estrategia a largo plazo que va más allá de la presión militar. La enmienda, propuesta por la congresista republicana María Elvira Salazar, busca utilizar los fondos confiscados en los últimos dos años a funcionarios chavistas, narcotraficantes y otros criminales conectados con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
Aunque la iniciativa aún debe superar varias etapas legislativas, su aprobación unánime en el comité señala un fuerte consenso bipartidista sobre esta política. Salazar explicó que el objetivo es transformar el “dinero robado” en una “herramienta para la libertad”. En sus palabras, “con 4.000 millones de dólares, podemos iniciar una revolución capitalista en una Venezuela libre, con una oposición que ahora se esconde, pero que ganó las elecciones presidenciales de julio pasado”. La congresista argumentó que sin esta ley, “el dinero está en el limbo y los criminales no pueden quedarse con su botín”. Esta política indica que la estrategia de Washington no se limita a la presión militar y diplomática actual, sino que también contempla un plan post-régimen. La medida busca sentar las bases financieras para apoyar a una eventual transición política, lo que se alinea con la narrativa estadounidense de buscar un “cambio de régimen” en el país sudamericano.
En resumenLa aprobación de la ley para usar fondos confiscados en una futura Venezuela democrática es una movida estratégica de Estados Unidos que complementa su presión militar. Esta política financiera revela un plan a largo plazo para influir en el futuro político del país, utilizando recursos económicos como una herramienta para fomentar una transición alineada con los intereses de Washington.