El gobierno venezolano ha interpretado estas declaraciones como parte de un plan de "psicoterror", diseñado para desestabilizar internamente al país y sembrar paranoia dentro de sus filas. La ambigüedad de Trump no solo afecta a Venezuela, sino que también genera inestabilidad en toda la región, donde los países vecinos observan con preocupación la posibilidad de un conflicto armado. Al no descartar ninguna opción, la Casa Blanca se reserva la máxima flexibilidad para escalar la confrontación si lo considera necesario, convirtiendo la incertidumbre en un arma estratégica dentro de su campaña de máxima presión.