Según los informes, incluye al menos ocho buques de guerra equipados con misiles, un submarino de propulsión nuclear y alrededor de 4.500 marines. La fuerza aérea también se ha visto reforzada con el aterrizaje de cinco cazas furtivos F-35 en la base de Roosevelt Roads en Puerto Rico, que se suman a otros diez cazas ya ordenados para la región. El secretario de Guerra de EE.

UU., Pete Hegseth, se dirigió a las tropas en Puerto Rico, afirmando que no se encuentran en un “ejercicio de entrenamiento” sino en una operación real.

Desde la perspectiva estadounidense, esta movilización busca combatir a los cárteles de la droga, y la Casa Blanca ha acusado directamente a Nicolás Maduro de liderar el “Cartel de los Soles”.

Sin embargo, el gobierno venezolano rechaza estas acusaciones y califica la presencia militar como una “provocación” y un “asedio”. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ha denunciado que la operación tiene “toda la intención de sembrar una guerra” en el Caribe, una visión que ha llevado a Venezuela a movilizar sus propias fuerzas en respuesta.