Estas acciones han provocado la muerte de varias personas y han elevado la tensión con el gobierno de Nicolás Maduro a un punto crítico.

El presidente Donald Trump confirmó personalmente al menos dos ataques cinéticos.

El primero, ocurrido el 2 de septiembre, resultó en la muerte de 11 personas, mientras que un segundo ataque el 15 de septiembre dejó tres fallecidos. La Casa Blanca sostiene que las embarcaciones transportaban narcóticos como cocaína y fentanilo hacia territorio estadounidense y que sus tripulantes eran “narcoterroristas de Venezuela”, vinculados a organizaciones como el Tren de Aragua.

Trump emitió una advertencia directa: “Si se transportan drogas que pueden matar a estadounidenses, ¡¡vamos a cazaros!!”.

Sin embargo, la justificación de la operación ha sido cuestionada. Informes de medios como The New York Times, citando fuentes militares, sugieren que la primera lancha habría intentado regresar a la costa venezolana tras detectar un avión de vigilancia, lo que pone en duda el argumento de una amenaza inminente. Además, un grupo de 24 senadores demócratas envió una carta a la Casa Blanca exigiendo pruebas de que la acción fue en legítima defensa y cuestionando su legalidad bajo el derecho internacional. Desde Venezuela, la respuesta ha sido de condena rotunda.

El ministro Diosdado Cabello negó que los ocupantes de la primera lancha tuvieran vínculos con el narcotráfico, calificando el hecho como un “asesinato contra un grupo de ciudadanos”.

Por su parte, Nicolás Maduro enmarcó los ataques como parte de una “agresión integral” contra su país.