Por segundo año consecutivo, Maduro anunció que la Navidad en Venezuela comenzará oficialmente el 1 de octubre. "Vamos a aplicar la fórmula de otros años que nos ha ido muy bien para la economía, para la cultura, para la alegría, para la felicidad", expresó el mandatario. Esta decisión se produce mientras el país enfrenta la presión del despliegue militar estadounidense en el Caribe, las acusaciones de narcoterrorismo y el riesgo de una escalada regional. Los artículos analizan esta medida no como una simple celebración, sino como una "cortina de humo" y un "recurso simbólico de propaganda".
Al adelantar la Navidad, el gobierno busca que los titulares se concentren en lo anecdótico y festivo, como las luces y la música, relegando a un segundo plano los problemas estructurales y las tensiones internacionales. La estrategia persigue un doble objetivo: ridiculizar la coyuntura frente a la opinión internacional y transmitir una falsa sensación de normalidad al interior del país, proyectando una imagen de control mientras el gobierno se prepara para un eventual enfrentamiento o encubre negociaciones desconocidas.