Esta posición busca mantener la soberanía regional y evitar que el territorio colombiano sea utilizado como plataforma para una agresión.

El presidente Gustavo Petro se pronunció con firmeza durante un evento en Manaos, Brasil, donde aseguró que "Colombia no prestará su territorio para ninguna invasión de un país vecino, ni ninguno de sus hombres". Petro cuestionó la lógica de resolver conflictos políticos con acciones militares, preguntando retóricamente: "¿cómo vamos a permitir una invasión a Venezuela?".

Su gobierno, junto con otros en la región, ha calificado el despliegue naval estadounidense como "desproporcionado".

Esta postura se produce en un momento delicado para las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, ya que Washington está a punto de decidir si certifica o no a Colombia en su lucha contra el narcotráfico, una decisión que podría tener serias consecuencias económicas y de cooperación. A pesar de las diferencias ideológicas con el gobierno de Maduro, Petro ha llamado al diálogo y a la reconciliación entre los venezolanos, advirtiendo que "un pueblo dividido es fácil de invadir". Mientras tanto, Venezuela ha reforzado su presencia militar en la frontera común, desplegando miles de efectivos en estados como Zulia y Táchira, lo que ha generado preocupación entre empresarios y ciudadanos de la zona fronteriza colombiana.