La escalada militar entre Estados Unidos y Venezuela ha generado una profunda preocupación en América Latina, con líderes regionales como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva expresando su inquietud. El conflicto amenaza con desestabilizar una región que se autodenomina como “zona de paz”. Durante la cumbre virtual de los Brics, el presidente Lula da Silva criticó abiertamente la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe, calificándola como un “factor de tensión” innecesario en la región. Su intervención refleja la preocupación de Brasil y otros actores regionales por las consecuencias de un posible enfrentamiento armado. Lula instó al bloque de potencias emergentes a seguir defendiendo el multilateralismo “con una sola voz”, en una clara alusión a la acción unilateral de Washington. La situación también ha provocado reacciones diversas en el Caribe.
Mientras que países como Trinidad y Tobago y Francia (a través de Guadalupe) han ofrecido apoyo a la operación estadounidense, otros gobiernos han manifestado su inquietud. El gobierno de Puerto Rico, por su parte, se ha visto envuelto en la polémica, con su gobernadora, Jenniffer González, acusando a Maduro de enviar droga a la isla, lo que provocó una dura respuesta del líder venezolano. La crisis ha obligado a los países de la región a tomar posición, evidenciando las divisiones y alianzas en el hemisferio.
El temor generalizado es que un incidente menor pueda desencadenar un conflicto de mayores proporciones, con graves consecuencias humanitarias, económicas y de seguridad para toda América Latina y el Caribe.
En resumenLa crisis entre Estados Unidos y Venezuela ha trascendido sus fronteras, generando alarma en toda América Latina y provocando que líderes como Lula da Silva critiquen la militarización del Caribe, lo que evidencia el riesgo de una desestabilización regional de gran alcance.