Durante una entrevista con Fox News, afirmó que Nicolás Maduro “tiene muchas decisiones que tomar” y que Estados Unidos está preparado para “usar nuestro poder para destruir a los narcoterroristas”.

Sus palabras, pronunciadas en el contexto de su visita a las tropas desplegadas en el Caribe, buscaron dejar claro que la operación militar tiene un objetivo definido. Por su parte, el senador republicano de origen colombiano, Bernie Moreno, lanzó una de las advertencias más crudas: “Maduro debería dormir con los ojos abiertos”, dijo en una entrevista, calificándolo de “narcoterrorista” y asegurando que bajo la administración Trump, “sales vivo o sales muerto”. El general retirado Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Trump, se sumó a las presiones, afirmando que a Maduro “le queda poco tiempo” y que sus “actividades criminales y terroristas terminarán rápidamente”. Estas declaraciones, provenientes de figuras influyentes en el ámbito militar y político, complementan las acciones en el terreno y forman parte de una estrategia integral de presión que combina la fuerza militar con la intimidación verbal, buscando generar fisuras en el entorno de Maduro y forzar un cambio en el poder.