En medio de la creciente tensión militar con Estados Unidos, el presidente Nicolás Maduro decretó por segundo año consecutivo el adelanto de la Navidad en Venezuela para el 1 de octubre. La medida es vista como una estrategia política para proyectar una imagen de normalidad y alegría, y para desviar la atención de la crisis y la amenaza externa. El anuncio fue realizado por Maduro durante su programa semanal "Con Maduro +", donde afirmó que la decisión busca aplicar una "fórmula de otros años que nos ha ido muy bien para la economía, para la cultura, para la alegría, para la felicidad". Esta no es la primera vez que el gobierno chavista recurre a esta táctica; ya lo hizo en 2020 durante la pandemia y en 2024 tras su controvertida reelección.
El adelanto de las festividades decembrinas se presenta como una defensa del "derecho a la felicidad" del pueblo venezolano frente a las agresiones externas. "Nadie en el mundo nos va a quitar el derecho a la felicidad, a la vida y a la alegría", sentenció Maduro. La medida busca estimular el comercio y generar un ambiente festivo que contraste con la narrativa de crisis y confrontación. Sin embargo, llega en un momento en que el país enfrenta una grave crisis económica y social, y la tensión con Estados Unidos está en uno de sus puntos más altos, con buques de guerra desplegados en el Caribe y una retórica bélica en aumento por parte de ambas administraciones.
En resumenEl adelanto de la Navidad por decreto de Nicolás Maduro es una táctica política recurrente para contrarrestar las narrativas de crisis. En el contexto actual de alta tensión con Estados Unidos, la medida busca generar un ambiente de festividad y normalidad, aunque contrasta con la compleja realidad económica y geopolítica del país.