La controversia se profundizó con revelaciones del diario The New York Times, que, citando fuentes militares, informó que la embarcación habría intentado maniobrar en retirada tras detectar un avión de vigilancia estadounidense, lo que contradice la justificación de una amenaza inminente. El ataque, presuntamente ejecutado con un misil Hellfire lanzado desde un dron MQ-9 Reaper, marca una escalada significativa en la estrategia estadounidense, que tradicionalmente recurría a operaciones de interdicción policial en lugar del uso de fuerza militar letal. Este cambio se ampara en la clasificación de grupos como el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua como organizaciones "narcoterroristas", lo que permite a EE.

UU. aplicar leyes antiterroristas post-11S para atacar objetivos a nivel global.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, calificó el hecho como un "asesinato en cualquier parte del mundo", y la ONU expresó su preocupación, recordando que la lucha contra las drogas no justifica ejecuciones extrajudiciales.